“Me aburro” es una de las expresiones más escuchadas estas últimas semanas, ya no sólo por sus fieles demandantes (los niños) sino también por gente de cualquier edad.
Dentro de nuestra sociedad el aburrimiento es visto como algo negativo dado que implica no estar desarrollando una tarea y, por tanto, no estás siendo productivo con tu tiempo. Esto genera necesidad de ocupar nuestro tiempo sea como sea y en muchos casos hiperestimulación.
Autores como Sandi Mann, entre otros muchos, con su libro “El arte de saber aburrirse” destacan las ventajas que produce el “me aburro no sé qué hacer”. Entendiendo el aburrimiento como una falta de atracción por las tareas o estímulos que tenemos disponibles o se nos plantean en ese momento, y diferenciada bien de la hiperestimulación.
Según este punto de vista, este estado nos conducirá a potenciar:
- Nuestra creatividad, por ejemplo, dibujando, desarrollando nuevos juegos dentro de casa, escribiendo… ocupando el tiempo con tareas. En este punto es importante dejar hacer a los niños y que exploren su propio mundo.
- El conocimiento propio: voy a saber cómo me desenvuelvo en situaciones en las que antes no me he encontrado, miedos y capacidades estarán más visibles y les debemos de hacer caso. Dentro de este punto es necesario destacar nuestros propios límites y también la paciencia, que se puede trabajar con actividades que requieran tiempo y atención.
- El conocimiento ajeno: mediante la expresión de sentimientos. Cuando me aburro en casa no es lo mismo que cuando me aburro en el trabajo, tengo personas cercanas a mi alrededor, familiares, amigos o estoy solo. Esto nos fuerza, de alguna manera, a expresar nuestras emociones y entender la de los demás para una mejor convivencia, dado que cada uno está viviendo su proceso propio.
No obstante, otras investigaciones vinculan el aburrimiento con la otra cara de la moneda. Artículos como el de May y Mauer y el de Pérez y Arcia definen el aburrimiento como un factor presente en personas con depresión. El aburrimiento actuaría como debilitador de la energía vital.
Este vínculo con la depresión, también se ha asociado con la ansiedad y con el abuso de drogas. Sin embargo, más como una falta de estrategias cuando no se sabe que hacer con el tiempo que pueden derivar en malas conductas. Puesto que no hay todavía un determinante neurológico que explique esta asociación.
Estos dos puntos de vista sobre el aburrimiento, aunque son distintos no son excluyentes.
Aunque debería de haber una definición más clara de lo que entienden por aburrimiento.Por un lado, que aburrirse es algo que puede derivar en conductas perjudiciales para nuestra salud si no se nos han enseñado o no tenemos a mano los recursos necesarios. Pero, por otra parte, abstenerse de la hiperestimulación y dejar nuestro cerebro trabajar de forma distinta a la que está acostumbrado puede resultar beneficioso en muchos aspectos.
Aquí me quedo con la frase de Goethe : "El aburrimiento es una mala hierba , pero también una especia que hace digerir muchas cosas.”
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